De semillas, cambio climático y mujeres

 

 

 

 

 

 

Existe una relación entre cambio climàtico, semillas y mujeres, que es importante reflexionar.  En esta nota les compartimos opiniones de algunas de las participantes en un reciente evento organizado por diversas organizaciones de mujeres, ambientalistas e indígenas, en defensa de la semilla criolla, donde se brindó  información sobre el proyecto de Ley, actualmente en gestión, tendiente a  la privatización de las semillas.

Alejandra Bonilla, especialista en género y producción campesina, nos comenta primeramente que ” no  es “cambio” climático,  es “crisis climática”, porque los cambios son naturales y la crisis que estamos viviendo es provocada por la voracidad de un sistema extractivista, destructor.   Con los cambios de temperatura o el exceso de lluvias sabemos que se puede afectar la biodiversidad.  En zonas de extractivismo agrícola como lo son, por ejemplo, las zonas piñeras, se produce un mayor aumento de calor y este calentamiento excesivo amenaza aún más la reproducción de plantas y de semillas criollas.

Las semillas transgénicas y los procesos internacionales para tomar el control de las semillas representan hoy día una grave amenaza.  La relación entre la humanidad y las semillas es de siempre y es muy compleja.   Pero podríamos decir que el  proyecto de ley que hoy se intenta promover en Costa Rica, representa un camino perverso que amenaza la existencia de la diversidad de las semillas y, para las mujeres, un camino directo a despojar a las mujeres de sus recursos diversos, en otras palabras: un camino a una mayor subordinación.

El proyecto de ley que está promoviéndose por parte de algunos sectores,  plantea el registro de todas las semillas que entren al mercado.  Esto es un problema porque habrá quienes queriendo cooptar la semilla para hacer alteraciones y patentarlas, podrán tener el control de dónde están las semillas y quiénes las producen.

El proyecto plantea la posibilidad de acciones policiales para la confiscación o decomiso de semillas producidas por  las personas que no puedan sostener las certificaciones y registros.    Y esto es muy serio.

Con este proyecto de ley  que pretende registrar las semillas en función de la venta en el mercado, van a desaparecer especies, plantas y semillas criollas.  Y la  población no conoce lo que se amenaza.   El 95% de los alimentos proviene de  semillas que no estàn certificadas, criollas, locales, que no se manipulan en laboratorios.  Son el producto de la diversidad de la vida misma.   Pero esto se perderà con la privatización de las semillas y su alteración genética para fines comerciales.

Desde el 2005 hay amenazas para la privatización de las semillas, pero actualmente los intereses de las  cámaras  empresariales  vinculadas a los alimentos y las presiones internacionales para patentar semillas representan un escenario muy preocupante.

La Red de Mujeres Ruales, ha venido señalando que las mumeres rurales producen  gran variedad de semillas, en pequeña cantidades.  Perder el derecho de reproducir semillas criollas para diversos usos atenta contra su autonomía y es un camino seguro para debilitar sus derechos económicos y de resguardo de la seguridad alimentaria y de la red de la vida”  (Grabación Alejandra Bonilla)

Mariana Porras, de la organización Coecoseiva.  Ingeniera Forestal, especialista en manejo comunitario de los bosques, nos comenta que ” la crisis climática ha caminado de la mano con legislaciones que buscan la privatización de la semillas y de los paquetes tecnológicos que vienen asociados (agroquímicos).

Las corporaciones buscan apropiarse de la producción, reproducción y comercialización de la semilla que es el eje de la alimentación. Las semillas son el origen de la vida. Tener ese control de nuestra alimentación por parte de las corporaciones a través de la semilla es muy grave. Las compañías lo que ven es dinero detrás de las semillas.

La política nacional de semillas se presentò en la primeras semanas de abril 2018.  Se aprobó con muy escasa participación de la población.   El Ministerio de Agricultura y la Oficina Nacional de Semillas junto con el IICA fueron las instituciones que estuvieron detrás de esta política.

Existe el interés de echar adelante un paquete legislativo para patentar las  semillas que parece responder a presiones internacionales  de la  Unión Internacional para la protección de obtenciones vegetales (UCOV).   De lo que estamos hablando es de la creación de variedades de semillas en laboratorio acompañadas de derechos privados para su reproducción.  El material que ellos utilizan para esas semillas (que llaman nuevas, homogéneas) es salido de nuestras semillas criollas. Le introducen una modificación genética de laboratorio y la patentan.

Nos venden la idea de que la producción de nuevas variedades de semillas  son necesarias para que resistan sequías e inundaciones provocadas por el  cambio climático.  Dicen que los transgénicos pueden aportar a las crisis climáticas por lo resistentes.   Ademàs de los transgénicos está a llamada biología sintética que cambia las propiedades de las semillas (es una segunda etapa de los trasgènicos). Es una falsa solución porque lo que se necesita es que la gente reproduzca sus semillas criollas que se vayan adaptando a las nuevas condiciones climáticas.

Las semillas criollas, autóctonas, son todas las semillas que siempre han existido en las comunidades campesinas, que son  libres, de polinización abierta. Es necesario cuidarlas!” (Grabación Mariana Porras)

Aida Alvarado González, de la Red de Mujeres Rurales, nos comenta:

“Soy de Santa Rosa de Piedras Blancas de Osa en la Zona Sur.  Soy productora de abono, cuido mi tierra, el agua y la semilla. Tengo mis cultivos para alimentarme y mis gallinas criollas sanas.  No quiero depender de las grandes empresas sino subsistir con mi propia producción agroecológica.

Quieren patentizar nuestras semillas, que son el resultado de una herencia de nuestros abuelos  y abuelas.  Estamos haciendo incidencia ante la Asamblea Legislativa porque  quieren promover un proyecto de ley para patentizar la semilla.  Esto es un legado que tenemos que traspasar a nuestros nietos”.

Brenda Chaves, de Huertos Sula, como mujer jóven, también compartió sus preocupaciones: “Estamos defendiéndo la semilla criolla para que no sea patentada, comercializada, explotada.  Pertenezco a la generación de gente jóven que defiende la semilla de nuestros ancestros. Desde el fondo de nuestro corazón venimos a defender nuestra tierra, nuestro alimento, las semillas criollas, para que sean el pilar de la alimentación en nuestro país”

Artículo escrito por Liliana Quesada, abril 2018 para este Blog

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